Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros. (2 Corintios
9:8)
De todas las cosas que el amor se atreve a hacer, esta es la mayor
de todas. Aunque se ve amenazado, sigue adelante. Aunque se ve
desafiado, sigue avanzando. Aunque lo maltratan y lo rechazan, se
niega a darse por vencido. El amor nunca deja de ser.
Muchas veces, cuando un matrimonio está en crisis, el cónyuge
que intenta lograr que las cosas funcionen le dice al otro con toda
claridad que sin importar lo que haya sucedido en el pasado, está
comprometido con su matrimonio. Puedes estar seguro de que su
amor perdurará. Lo promete. No obstante, como el otro cónyuge
todavía no quiere escucharlo, mantiene su postura distante. Aun
quiere separarse. No cree que este matrimonio dure mucho
tiempo. Ya ni siquiera quiere que dure.
El cónyuge que acaba de jugarse el corazón, tendiendo la mano en
son de paz, no puede manejar el rechazo. Así que retira lo dicho.
"Bueno. Si así lo quieres, así será".
Sin embargo, si el amor es en verdad amor, no cambia de opinión
cuando no lo reciben como quiere. Si al amor se le puede decir que
deje de amar, en realidad no es amor. El amor que viene de Dios es
interminable, imparable. Si el objeto de su afecto elije no recibirlo,
no deja de dar.
El amor nunca deja de ser.
Nunca.
Así es el amor de Jesús. Sus discípulos eran verdaderamente
impredecibles. Luego de su última comida de Pascuas juntos,
cuando Jesús les dijo que todos lo abandonarían antes de que
terminara la noche, Pedro declaró: "Aunque todos se aparten por
causa de ti, yo nunca me apartaré [...] Aunque tenga que morir
contigo, jamás te negaré" (Mateo 26:33,35). Los demás discípulos se
hicieron eco de la misma promesa.
Sin embargo, más tarde esa noche, el círculo íntimo de seguidores
de Jesús (Pedro, Santiago y Juan) dormiría mientras Jesús
agonizaba en el huerto. Camino a la crucifixión de Cristo, Pedro lo
negaría tres veces en el patio; pero en ese preciso momento, la
Biblia dice que Jesús "se volvió y miró a Pedro" (Lucas 22:61). Sus
hombres le habían fallado (otra vez) horas después de sus
promesas. Aun así, nunca dejó de amarlos, porque Él es "el mismo
ayer y hoy y por los siglos" (Hebreos 13:8), y su amor también.
Cuando hayas hecho todo lo que puedes para obedecer a Dios, tu
cónyuge quizá te abandone y se vaya... así como los discípulos de
Jesús hicieron con Él; pero si tu matrimonio fracasa, si tu cónyuge
se va, que no sea porque te diste por vencido o dejaste de amarlo.
El amor nunca deja de ser.
De las nueve características del "fruto del Espíritu" que se
enumeran en Gálatas 5, la primera de todas es el amor. Y como el
inalterable Espíritu Santo es la fuente (el mismo Espíritu Santo que
habita en el corazón de todos los creyentes), entonces el amor que
Él crea en ti también es inalterable. Tiene su fundamento en la
voluntad de Dios, en el llamado de Dios y en la Palabra de Dios:
todas cosas inalterables. La Biblia las declara "irrevocables"
(Romanos 11:29). "El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no
pasarán" (Lucas 21:33).
Hace tan solo unos días, recibiste el desafío de construir tu
matrimonio sobre la Palabra de Dios; porque cuando todo lo
demás fracasa, la verdad de Dios seguirá en pie. A lo largo del
camino, también te atreviste a ser paciente, a ser generoso, a
sacrificarte por las necesidades de tu cónyuge.
No se trata solo de ideas lindas, que existen en forma aislada. Cada
característica del amor que se esboza en este libro está basada en el
amor de Dios, el cual vemos contenido y expresado en la Palabra
de Dios-, en la Palabra inalterable de Dios. Ningún desafío ni
circunstancia pueden colocarle una fecha de vencimiento a Él ni a
su amor. Por lo tanto, tu amor (hecho de la misma sustancia) tiene
las mismas características inalterables.
El amor nunca deja de ser. Así que el desafío de hoy es expresar tu
amor inquebrantable con las palabras más poderosas y personales
que puedas. Es tu oportunidad de declarar que sin importar las
imperfecciones que existan (tanto en ti como en tu cónyuge) tu
amor es aun más grande. Sin importar lo que tu cónyuge haya
hecho o cuan a menudo lo haya hecho, decides amarlo de todas
maneras. Aunque con el correr de los años no has sido para nada
constante en tu manera de tratarlo, tus días de inconstancia en el
amor han terminado. Acepta a esta persona como el regalo especial
de Dios para ti y promete amarla hasta la muerte.
Lo que le comunicas a tu cónyuge es: "Aun si no te gusta lo que ves,
aun si no te gusto yo, elijo amarte de todas maneras. Para siempre".
Porque el amor nunca deja de ser.
El desafío de hoy
Pasa tiempo orando solo. Luego, escríbele una carta de
compromiso y decisión a tu cónyuge. Incluye la razón por la
cual te comprometes con este matrimonio hasta la muerte, y
exprésale que te has propuesto amarlo sin importar lo que
suceda. Deja la carta en un lugar donde tu pareja la pueda
encontrar.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Qué dudas tenías al escribir esta carta? ¿Cómo esperas que tu
cónyuge responda? ¿Cómo te ayudó Dios a escribirla y qué te
enseñó sobre ti mismo este proceso?
[Él] se complace en la misericordia. (Miqueas 7:18)