Él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner
nuestras vidas por los hermanos, (1 Juan 3:16)
La vida puede ser difícil. Aunque, por lo general, queremos decir
que nuestra vida puede ser difícil. Cuando a nosotros nos maltratan
o nos causan molestias, somos los primeros en sentirlo. Con
rapidez, nos ponemos de malhumor cuando somos nosotros los
que percibimos que se nos priva de algo o no se nos aprecia.
Cuando la vida nos resulta difícil, nos damos cuenta.
Sin embargo, muchas veces, la única forma de darnos cuenta de
que la vida es difícil para nuestro cónyuge es cuando comienza a
quejarse. Entonces, en lugar de preocuparnos de verdad o de correr
a ayudar, quizá pensemos que tiene una mala actitud. No nos
damos cuenta del dolor y la presión que él atraviesa de la misma
manera que lo hacemos con nuestro dolor y nuestras presiones.
Cuando queremos quejarnos, esperamos que todos comprendan y
se compadezcan de nosotros.
Esto no sucede cuando hay amor. No es necesario que las señales
evidentes de angustia despierten de un sacudón al amor. Antes de
que las preocupaciones y los problemas comiencen a asediar a tu
cónyuge, el amor ya se ha puesto en acción. Discierne la carga que
se comienza a acumular e interviene para ayudar porque el amor
quiere que seas sensible con tu cónyuge.
El amor se sacrifica. Te mantiene tan sintonizado con las
necesidades de tu pareja que a menudo respondes sin que te lo
pida. Y cuando no te das cuenta de antemano y tu cónyuge debe
decirte lo que sucede, el amor va directamente al centro del
problema.
Aun cuando la tensión de tu pareja se exterioriza en palabras de
acusación personal, el amor demuestra compasión en lugar de
ponerse a la defensiva. Te inspira a decir "no" a lo que quieres para
decir "sí" a lo que tu cónyuge necesita.
Es lo que hizo Jesús. "Puso su vida por nosotros" para mostrarnos
que "debemos poner nuestras vidas" por los demás. Nos enseñó
que el amor se hace evidente al ver una necesidad en los demás y
hace todo lo que puede para satisfacerla. "Porque tuve hambre, y
me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y
me recibisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí" (Mateo 25:35-36).
Esta es la clase de necesidades que deberías buscar en tu esposa o
tu esposo. En lugar de andar enojado porque no te trata como crees
que debería, deja que el amor te saque de la autocompasión y
vuelva tu atención a las necesidades de tu cónyuge.
¿Tiene "hambre" (te necesita sexualmente, aún cuando no tengas
ganas)?
¿Tiene "sed" (anhela el tiempo y la atención que pareces poder
darle a todos los demás)?
¿Se siente como un "forastero" (inseguro en su trabajo, con la
necesidad de que el hogar sea un refugio y un santuario)?
¿Está "desnudo" (necesitado de la cálida cobertura de tu afirmación
amorosa)?
¿Se siente "enfermo" (con cansancio físico y con la necesidad de
que lo ayudes a protegerse de las interrupciones)?
¿Se siente en una "prisión" (temeroso y deprimido, con la
necesidad de algo de seguridad e intervención)?
El amor está dispuesto a sacrificarse para estar seguro de que des lo
mejor de ti para satisfacer las necesidades de tu pareja. Cuando tu
cónyuge se siente abrumado y con la soga al cuello, el amor te
llama a que dejes de lado lo que parece esencial en tu propia vida
para ayudar, aunque más no sea con el regalo de escuchar.
A menudo, lo único que necesita es hablar de la situación. Necesita
ver en tus ojos atentos que te importa de verdad lo que esto le
cuesta y que quieres ayudarlo a buscar respuestas.
Necesita que ores con él para saber qué hacer, y que estés
pendiente de cómo van las cosas.
Las palabras "¿Cómo puedo ayudarte?" deben estar siempre en tus
labios.
Quizá, la solución te resulte sencilla, o puede ser compleja y
costosa, y requiera tiempo, energía y un gran esfuerzo. De
cualquier manera, deberías hacer todo lo que puedas para
satisfacer las verdaderas necesidades de la persona que es parte de
tu ser. Después de todo, cuando la ayudas, también te ayudas a ti
mismo. Es lo bueno de sacrificarte por tu cónyuge.
Jesús lo hizo por nosotros. Y nos da la gracia para hacerlo por los
demás. Cuando los creyentes del Nuevo Testamento comenzaron a
caminar en amor, su vida juntos se caracterizaba por compartir las
cosas y por el sacrificio. Su motivación era alabar al Señor y servir a
su pueblo. "Todos los que habían creído estaban juntos y tenían
todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus
bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno"
(Hechos 2:44-45), Como le dijo Pablo a una de estas iglesias más
adelante: "Y yo muy gustosamente gastaré lo mío, y aún yo mismo
me gastaré por vuestras almas" (2 Corintios 12:15). Las vidas que
han sido resucitadas por el sacrificio de Jesús deberían estar listas y
dispuestas a hacer sacrificios diarios para satisfacer las necesidades
de los demás.
El desafío de hoy
¿Cuál es la mayor necesidad en la vida de tu cónyuge en este
momento? ¿Puedes sacarle alguna necesidad de los hombros
si haces un sacrificio audaz? No importa si la necesidad es
grande o pequeña, proponte hacer lo que puedas para
satisfacerla.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Qué parte del estrés de tu cónyuge se produce por tu falta de
preocupación o de iniciativa? Cuando expresaste tu deseo de
ayudar, ¿cómo lo recibió? ¿Puedes cubrir alguna otra necesidad?
Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
(Calatas 6:2)