Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres. (Efesios
6:7)
No hace falta demasiada experiencia para descubrir que tu cónyuge
no siempre motivará tu amor. Es más, muchas veces lo
desmotivará. Más veces de las que quisieras, parecerá difícil
encontrar la inspiración para demostrar tu amor. Quizá ni siquiera
lo reciba cuando intentes expresarlo. Así es la naturaleza de la vida,
incluso en matrimonios bastante saludables.
Sin embargo, aunque los cambios de humor y los sentimientos
pueden crear toda clase de objetivos para la motivación, podemos
estar seguros de que uno permanecerá siempre en el mismo lugar.
Cuando Dios es tu razón para amar, tu capacidad de amar está
garantizada. Esto se debe a que el amor viene de su parte.
Piénsalo de la siguiente manera. Cuando eras un niño, tus padres
establecían reglas a seguir. Te ibas a dormir a cierta hora, tu
habitación debía estar bastante limpia. Debías terminar la tarea
escolar antes de poder jugar... Si eres como la mayoría de las
personas, te apartabas de las reglas tanto como las obedecías. Y de
no ser por el incentivo de la fuerza y las penitencias, quizá no las
hubieras obedecido nunca; pero si en el camino conociste a Cristo
o recibiste alguna enseñanza bíblica, es probable que hayas
escuchado esta idea: "Hijos, sed obedientes a vuestros padres en
todo, porque esto es agradable al Señor" (Colosenses 3:20). Si lo
tomaste en serio, sabías que ya no solo debías responder a tus
padres.
Dejó de ser una batalla de voluntades entre ti y una figura de
autoridad de carne y hueso. Ahora, debías responderle a Dios. Tu
mamá y tu papá eran simplemente los intermediarios.
Sin embargo, resulta que la relación entre padres e hijos no es lo
único que mejora cuando dejas que Dios sea tu motivación.
Considera las siguientes áreas en las que agradarle debería
transformarse en tu objetivo:
El trabajo. "Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el
Señor y no para los hombres" (Colosenses 3:23). El servicio.
"Obedeced en todo a vuestros amos en la tierra, no para ser vistos,
como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad
de corazón, temiendo al Señor" (Colosenses 3:22).
Todo. Es necesario esforzarse en "todo lo que hagáis [...] sabiendo
que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el
Señor a quien servís" (Colosenses 3:23-24). Aún el matrimonio.
"Mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el
Señor" (Colosenses 3:18). "Maridos, amad a vuestras mujeres, así
como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella" (Efesios
5:25).
El amor que se exige de tu parte en el matrimonio no depende de la
dulzura ni de lo adecuado de tu cónyuge. El amor entre esposo y
esposa debería tener un objetivo principal: honrar al Señor con
devoción y sinceridad. La bendición que recibe nuestro amado en
el proceso es simplemente un maravilloso beneficio adicional.
Este cambio de visión y perspectiva es crucial para un cristiano.
Poder despertarte sabiendo que Dios es tu fuente y tu provisión
(no solo para tus propias necesidades sino también para las de tu
cónyuge) cambia por completo el fundamento para interactuar con
tu pareja.
Esta persona imperfecta ya no decide cuánto amor mostrarás sino
que tu Dios perfecto en todo es el que puede usar aún a una
persona con fallas como tú para otorgar favor amoroso a otra.
¿Se ha vuelto difícil convivir con tu esposa últimamente? ¿Su
lentitud para superar un desacuerdo te está agotando la paciencia?
¿No puede parar un poco? No le niegues tu amor sólo porque no
piensa como tú. Ámala "como al Señor".
¿Tu esposo te deja de lado, no dice demasiado y parece estar
meditando en algo de lo que no quiere hablar? ¿Te sientes herida
por su falta de disposición a abrirse? ¿Estás cansada de que sea tan
brusco contigo y que ni siquiera les responda bien a los niños? No
reacciones con una doble dosis de silencio y desinterés. Ámalo de
todas formas "como al Señor".
El amor al cual sólo lo motiva el deber no puede resistir demasiado.
Y el amor al cual sólo lo motivan las condiciones favorables nunca
puede estar seguro de recibir suficiente oxígeno como para seguir
respirando. Sólo el amor que se eleva como ofrenda a Dios (que se
le devuelve en gratitud por todo lo que ha hecho) puede sostenerse
cuando todas las demás razones han perdido la capacidad de
vigorizarnos.
A las personas que no les importa tener un matrimonio mediocre
pueden dejar el amor librado al azar y esperar lo mejor, En cambio,
si estás comprometido a darle a tu cónyuge el mejor amor que
puedas, es necesario aspirar a la motivación suprema del amor. El
amor que tiene a Dios como su objetivo principal puede alcanzar
alturas inimaginables.
El desafío de hoy
Antes de volver a ver a tu cónyuge hoy, ora por él
mencionando su nombre y sus necesidades. Sin importar si te
resulta fácil o no, di "te amo" y luego expresa tu amor por tu
pareja de alguna manera tangible. Vuelve a orar y agradécele
a Dios por darte el privilegio de amar a esta persona
especial... en forma incondicional, como Él los ama a los dos.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Cómo afectará este cambio de motivación la relación y tus
reacciones? ¿Qué te inspira a hacer? ¿Qué te inspira a dejar de
hacer?
Pero yo y mi casa, serviremos al Señor. (Josué 24:15)