Si dos se acuestan juntos se mantienen calientes; pero uno solo
¿cómo se calentará? (Eclesiastés 4:11)
Dios crea el matrimonio al tomar a un hombre y una mujer y
unirlos como una sola cosa. Y aunque, si es necesario, el amor debe
estar dispuesto a actuar en forma independiente, siempre es mejor
cuando no se interpreta como solista. El amor puede funcionar por
su cuenta cuando no hay otra manera, pero hay "un camino más
excelente" (1 Corintios 12:31). Además, el amor no se atreve a dejar
de amar antes de llegar a ese punto. Esta cualidad del amor que
completa al otro se le reveló a la humanidad desde el principio.
Dios creó la raza humana con un hombre y una mujer: dos diseños
similares pero complementarios, hechos para funcionar en
armonía. Nuestros cuerpos están hechos el uno para el otro.
Nuestros caracteres y temperamentos proporcionan equilibrio, y
nos permiten completar las tareas con más eficacia. Nuestra unidad
puede producir hijos, y nuestro trabajo en equipo es la mejor
manera de criarlos para que tengan salud y madurez. En donde
uno es débil, el otro es fuerte. Cuando uno necesita que lo
edifiquen, el otro está preparado para realzar y animar.
Multiplicamos las alegrías mutuas y dividimos las penas mutuas.
Las Escrituras dicen: "Más valen dos que uno solo, pues tienen
mejor remuneración por su trabajo. Porque si uno de ellos cae, el
otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay
otro que lo levante!" (Eclesiastés 4:9,10). Lo mismo sucede con tus
dos manos, las cuales no solo coexisten juntas, sino que
multiplican la efectividad de la otra. Para hacer lo que hacen,
ninguna está completa sin la otra.
Aunque nuestras diferencias pueden a menudo ser la fuente de
malentendidos y conflictos, han sido creadas por Dios y pueden ser
bendiciones constantes si las respetamos.
Por ejemplo, quizá uno de ustedes cocine mejor, mientras que el
otro sea más meticuloso para lavar los platos. Uno quizá sea más
dulce y pueda mantener la paz entre los miembros de la familia,
mientras que el otro maneja la disciplina en forma más directa y
eficaz. Uno quizá tenga una buena mentalidad de negocios pero
necesita que el otro le recuerde que debe ser generoso.
Cuando aprendemos a aceptar estas distinciones en nuestra pareja,
podemos evitar la crítica y pasar directamente a ayudar y apreciar
al otro.
Sin embargo, algunos parecen no poder superar las diferencias de
su pareja. Y como resultado, pierden muchas oportunidades. No
aprovechan la singularidad que hace que cada uno sea más eficaz
cuando incluye a su cónyuge.
Un ejemplo de la Biblia es Poncio Pilatos, el gobernador romano
que presidió el juicio de Jesús. Ignoraba quién era Cristo y a pesar
de que sabía que era un error, permitió que la multitud lo
influenciara para crucificar a Jesús.
Sin embargo, la esposa de Pilatos era más sensible a lo que en
realidad estaba sucediendo y se le acercó en pleno tumulto para
advertirle que estaba cometiendo un error. "Y estando él sentado
en el tribunal, su mujer le mandó aviso, diciendo: No tengas nada
que ver con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por
causa de Él" (Mateo 27:19).
Aparentemente, era una mujer de gran discernimiento, quien
comprendió la magnitud de estos acontecimientos antes que su
esposo. Sin duda, la soberanía de Dios estaba allí y nada podría
haber impedido que su Hijo marchara en obediencia a la cruz por
nosotros. Sin embargo, el rechazo de Pilatos a la intuición de su
esposa revela un lado lamentable de la naturaleza del hombre que
a menudo se minimiza. Dios hizo a las esposas para que completen
a sus esposos, y les da un discernimiento que muchas veces los
hombres no tienen. Si se ignora, a menudo es en perjuicio del
hombre que toma la decisión.
La efectividad de tu matrimonio depende de que los dos trabajen
juntos. ¿Debes tomar decisiones importantes con respecto a las
finanzas o a tus planes de jubilación? ¿Tienes un verdadero
problema con un compañero de trabajo a quien cada vez te cuesta
más tratar, y no sabes cómo actuar correctamente? ¿Estás
totalmente convencido de que las decisiones educativas para tus
hijos están bien, sin importar lo que piense tu cónyuge?
No intentes analizar las cosas solo. No le quites a tu pareja el
derecho de expresar su opinión en cuestiones que afectan a ambos.
El amor comprende que Dios los ha juntado a propósito. Y aunque
quizá al final no estés de acuerdo con las opiniones de tu cónyuge,
de todas formas deberías respetar su visión y considerarla con
detenimiento. Esto honra el diseño de Dios para tu relación y
protege la unidad que Él quiso que hubiera.
Juntos, son mejores que sus partes independientes. Se necesitan. Se
completan.
El desafío de hoy
Reconoce que tu cónyuge es esencial para tu éxito en el
futuro. Hoy mismo, déjale saber que deseas incluirlo en tus
próximas decisiones, y que necesitas su opinión y su consejo.
Si en el pasado has ignorado sus aportes, admite tu descuido y
pídele que te perdone.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Qué decisiones próximas pueden tomar juntos? ¿Qué aprendiste
hoy sobre el papel de tu cónyuge?
Vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. (Colosenses 3:14)
18/3/15
sevenbro / Author & Editor
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