[El amor] no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la
verdad, (1 Corintios 13:6)
Desde que cierras tu Biblia por la mañana, casi todo lo que
encuentres a lo largo del día querrá apartarte de sus verdades. Las
opiniones de tus compañeros de trabajo, la cobertura periodística
de la televisión, los sitios que visitas en la Red, las diferentes
tentaciones del día: estas y otras cuestiones harán horas extras para
moldear tus ideas de lo que es verdadero y más deseable en la vida.
Te dirán que tener una esposa muy atractiva que se vista para
llamar la atención de los demás hombres está bien. Te dirán que las
malas palabras y la inmoralidad de las películas están bien para las
personas maduras. Dirán que la iglesia no es importante para la
vida de una persona; que cada uno debe encontrar a Dios a su
manera.
Hablarán mucho. Y lo dirán tan fuerte y con tanta frecuencia que si
no tenemos cuidado, podemos comenzar a creer que las cosas
deberían ser como ellos dicen. Podemos empezar a valorar lo que
los demás valoran y a pensar de la misma manera que todos.
Sin embargo, el significado de la "vida real" cambia en forma
drástica cuando comprendemos que la Palabra de Dios es la
expresión suprema de la vida real. Las enseñanzas que contiene no
son solo buenas conjeturas sobre lo que debería ser importante.
Son principios que reflejan cómo son las cosas en verdad, la
manera en que Dios creó la vida. Sus ideales e instrucciones son los
únicos caminos hacia la verdadera bendición y cuando vemos que
las personas los ponen en obediencia al Señor, deberíamos
regocijarnos.
¿Qué te enorgullece más de tu esposo? ¿Te enorgullece cuando
vuelve a casa con un trofeo del torneo de golf de la empresa, o
cuando reúne a la familia antes de la hora de dormir para orar
juntos y leer la Palabra?
¿Qué te hace rebosar de alegría con respecto a tu esposa? ¿Verla
probar una nueva técnica de pintura en la habitación de los niños o
verla perdonar al vecino cuyo perro le desenterró las plantas?
Eres una de las personas con más influencia en la vida de tu
cónyuge. ¿Has usado esa influencia para llevarlo a honrar a Dios o
para deshonrarlo?
El amor se regocija más en las cosas que agradan a Dios. Cuando tu
pareja crece en el carácter cristiano, persevera en la fe, busca la
pureza, da y sirve con alegría (se vuelve responsable en el ámbito
espiritual dentro del hogar) la Biblia dice que deberíamos
celebrarlo. La palabra "regocija" de i Corintios 13:6 tiene la idea de
estar sumamente emocionado, alentando a tu cónyuge con energía
por lo que está permitiendo que Dios logre en su vida.
El apóstol Pablo, quien ayudó a establecer y ministrar a muchas de
las iglesias del primer siglo, escribió en sus canas cuánto placer le
producía escuchar sobre la fidelidad de las personas y su
crecimiento en Jesús. "Siempre tenemos que dar gracias a Dios por
vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe aumenta
grandemente, y el amor de cada uno de vosotros hacia los demás
abunda más y más; de manera que nosotros mismos hablamos con
orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por vuestra
perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones
que soportáis" (Tesalonicenses 1:3-4).
El apóstol Juan, quien había estado cerca de Jesús y se había
transformado en uno de los principales líderes de la iglesia
primitiva, les escribió una vez a sus discípulos: "No tengo mayor
gozo que éste: oír que mis hijos andan en la verdad" (3 Juan 4).
Esto debería ser lo que nos vigoriza cuando vemos que se
manifiesta en nuestro cónyuge. Más que cuando ahorra dinero en
alimentos. Más que cuando tiene éxito en el trabajo. A veces, al
aceptar la opinión de la cultura moderna sobre qué celebrar de
nuestro cónyuge, podemos incluso ser culpables de alentarlo a
pecar: quizá alimentando la vanidad o las actitudes machistas.
Sin embargo, "el amor no se regocija de la injusticia"... ni de la
nuestra ni de la de nuestra pareja. En cambio, el amor "se alegra
con la verdad", así como Pablo se alegró cuando le dijo a la iglesia
romana: "La noticia de vuestra obediencia se ha extendido a todos;
por tanto, me regocijo por vosotros, pero quiero que seáis sabios
para lo bueno e inocentes para lo malo" (Romanos 16:19). Sabía que
la búsqueda de la piedad, la pureza y la fidelidad era la única
manera de que encontraran gozo y la satisfacción suprema. Ser
"sabios" para la santidad e "inocentes" con respecto al pecado
(permanecer sin cansarnos y sin transigir en el viaje de la vida) es la
manera de ganar a los ojos de Dios.
¿Y qué más podríamos desear para nuestro cónyuge que
experimente lo mejor de Dios en la vida?
Alégrate con cualquier logro que disfrute tu pareja; pero guarda tus
felicitaciones más calurosas para cuando honre a Dios con su
adoración y su obediencia.
El desafío de hoy
Busca un ejemplo específico y reciente cuando tu cónyuge
haya demostrado el carácter cristiano de una manera
evidente. En algún momento del día, elógialo por esto.
__Haz una marca aquí cuando hayas completado el desafío de hoy.
¿Qué ejemplo elegiste reconocer? ¿De qué otras maneras podrías
celebrar su crecimiento en la piedad? ¿Cómo podrías alentarlo a
perseverar en ella?
En la integridad de mi corazón andaré dentro de mi casa. (Salmo
101:2)